Cada vez escuchamos más historias de niños y adolescentes que crean aplicaciones, videojuegos e incluso startups antes de terminar de estudiar. Lo que comienza como un pasatiempo o una curiosidad, acaba transformándose en un camino que cambia sus vidas y a veces también el mundo.
En este artículo reunimos algunas historias de éxito de niños que programan, chicos y chicas que empezaron desde cero y lograron resultados sorprendentes. Estos ejemplos demuestran que nunca es demasiado temprano para acercar a los niños a la programación.
Nick, al que la rutina le parecía aburrida
Nick D’Aloisio tenía solo 12 años cuando empezó a experimentar con código. Mientras sus amigos jugaban afuera, él buscaba una forma de que los artículos de internet fueran más fáciles de leer. Así nació Summly, una aplicación que resumía textos automáticamente.
Lo que empezó como un proyecto casero terminó siendo un éxito mundial, pues a los 17 años vendió su creación a Yahoo por 30 millones de dólares y todo comenzó con algo tan simple como la curiosidad.
Emma, la niña que quiso ayudar
A los 12 años, Emma Mogus observó lo difícil que era para personas con discapacidad usar una computadora. No sabía fórmulas avanzadas, pero intuía que el código y la electrónica podrían marcar la diferencia.
De esa idea nació ChairAid, un dispositivo accesible que le valió reconocimiento internacional. La misma niña que un día jugaba juegos de mesa, al año siguiente era celebrada como inventora. Un ejemplo perfecto de los beneficios de enseñar programación a niños: transformar la empatía en soluciones reales.
Robert y su “juego improvisado”
Robert Nay tenía 14 años cuando decidió crear un pequeño juego para él y sus amigos. Con materiales gratuitos y mucha paciencia, programó Bubble Ball.
En solo un mes, su creación superó a Angry Birds en descargas dentro de la App Store. Millones de usuarios jugaron lo que un adolescente había desarrollado en su habitación. Una muestra clara de la importancia de la programación en la educación infantil, donde la práctica vale más que la teoría.
Sammy y su experimento arriesgado
Samy Kamkar siempre fue de los niños que “desarmaban y arreglaban” todo lo que caía en sus manos. A los 14 años escribió un código que por accidente, se convirtió en un virus en MySpace y lo hizo famoso de la noche a la mañana.
Aunque fue un error, esa experiencia lo llevó a convertirse en ingeniero, y más tarde en un experto mundial en ciberseguridad.
Su historia nos recuerda que equivocarse es parte del aprendizaje, y que incluso de los tropiezos pueden nacer futuros brillantes.
¿Qué tienen en común estas historias?
Ninguno de estos jóvenes era un “genio de Harvard”. Todos empezaron desde lo más básico, con juegos, curiosidad e ideas espontáneas. Lo que los unió fue el hecho de haber comenzado a temprana edad y haber contado con el apoyo de experimentar, equivocarse y seguir adelante.
Hoy no hace falta esperar a la universidad para aprender a programar, basta con una computadora, un buen mentor y un reto motivador.
Los cursos de programación online para niños y adolescentes ofrecen esa puerta de entrada, un espacio donde pueden explorar, crear y crecer. Y la programación para niños, cuando se enseña de manera divertida y práctica, les permite desarrollar la confianza de que ellos también pueden crear algo valioso.
En Algonova, niños y adolescentes de 8 a 17 años descubren la programación creando sus primeros videojuegos, páginas web y aplicaciones. Y al igual que Robert lo hizo con su Bubble Ball, pueden mostrar sus proyectos a amigos y familiares.
Agenda una clase de prueba gratuita para tu hijo(a), quizá esto sea el comienzo de la primera página de su propia historia de éxito.